Lovingly

Superada la pasión y la entrega del primer tramo, toda relación de pareja atraviesa momentos de tensión y desasosiego. Sabemos que la química de la pareja construye su propia sombra y ésta siempre implica un reto emocional. Entendemos la sombra como el juego psicológico que salpica y contamina con las basuras estancadas de cada miembro. Expongo las situaciones emocionales más comunes en las relaciones.

1. Las luchas de poder, el afán de tener la razón o salirse con la suya desde lugares de autoridad o del miedo. Querer cambiar al otro es un mecanismo de control que genera mucha rabia y frustración.

2. La reactividad, cuando uno de los miembros está muy centrado en sí mismo y asume cada desencuentro como una batalla sin plantearse la responsabilidad afectiva.

3. Los celos, una respuesta común a la falta de amor y validación propia que genera mucha desazón.

4. La ignorancia emocional, estar muy centrados en la razón y la lógica de las situaciones ignorando la importancia de las propias necesidades y gestión emocional.

5. La culpa, un sentimiento tóxico que divide, nos empequeñece y nos debilita.

6. La vergüenza, otro sentimiento profundo e infantilizado que nos esconde y desempodera.

Sabemos que el trabajo en psicoterapia de las tres C’s son clave para que una relación de pareja funcione: la comunicación abierta, la conexión y la compasión mutua.

Verborrea

 

Desde niña hablo mucho. Probé a cantar y a meditar pero no tengo remedio. Mi entusiasmo se concentra en las palabras. Un fervor que se expande y aturulla como meteoritos de fuego y sal.

Pobre garganta, agotada de contener el pulso de mi respiración. Me cansé de ser una dicharachera sin límite ni pudor.

Hoy mis neuronas tiemblan nerviosas, como esas colas de lagartija cuando las fulminan los niños. Hoy entro en el quirófano para acabar con mi verborrea. Mañana se habrá disuelto el timbre de mi voz. Dónde irá a parar la ceniza de mis suspiros y mis letras.

¡Silencio!   

Poder

A veces confundimos el poder personal con manifestar carácter o tener control sobre los demás. Nada más alejado. Entiendo que una persona transmite esta cualidad cuando tiene la capacidad de estar centrada ante un ataque o un imprevisto, cuando persigue y manifiesta sus sueños o cuando consigue la calma ante el miedo. Nuestra sociedad a menudo confunde el poder interior con la capacidad de ejercer el control sobre los otros. La cuestión no tiene mucho que ver con materialidad ni con influencia poderosa, es más bien un sostenido trabajo interior. 
El poder personal proviene de una sensación interior de seguridad, de saber quién eres, de tener definido tu propio valor intrínseco. Es el poder que fluye de uno cuando está conectado y siente la unidad con la fuente. Es el resultado de trabajar emocionalmente para sanar de raíz los miedos y las falsas creencias aprendidas en la infancia. Sin trabajar  nuestras limitaciones, viviremos atascados en nuestro ego o yo herido.
Nuestro frágil máscara representa la parte dañada o temerosa que construimos de niñ@s evitando el dolor, y sintiéndonos a salvo. Hay un camino directo entre el amor y la conexión que buscábamos y este yo falso.
Mientras nuestro valor y seguridad sean definidos por factores externos– el sueldo, la máscara o imagen, la cantidad de likes o el poder sobre otros – sentiremos angustia, desconexión ó vacío.
Cuando hacemos el trabajo de la conexión interior permitiendo que el alma domine el cuerpo nuestra voz y  elecciones serán más verdaderas. Solamente desde aquí nuestro potencial será nítido y poderoso.

Guidance

Contacté por primera vez con mi guía espiritual en un taller de crecimiento personal grupal hace ya unos años. Por credo, por falta de práctica o por inverosímil muchas personas con las que trabajo en terapia encuentran resistencias a la hora de practicar este paso del método de la conexión interior. En mi experiencia no existe una verdadera transformación sin una conexión personal con una fuente de guía espiritual. Necesitamos esta conexión para sostener la soledad o el dolor y asumir la responsabilidad por nosotros mismos. Es la única forma de contrastar las formas del ego si buscamos ver con claridad cuál es la decisión correcta en un momento dado, cómo cuidarnos en las relaciones o cómo manifestar lo que queremos.

Sea lo que represente de manera individual, todos y cada uno de nosotros tenemos una línea directa con la divinidad, sin embargo no nos han educado a hacerlo con una base y por otro lado es tremendamente sencillo.

Sabemos que el plano espiritual existe en una frecuencia distinta de la que percibimos en el plano más físico y material. Cuando estamos con una persona que trabaja con este plano podemos sentirlo energéticamente. Lo que notamos aunque no lo podamos ver es una sensación vibratoria particular, alta o baja. 

Por tanto ¿cómo podemos trabajar para elevar nuestra frecuencia y así acceder mejor a nuestro plano espiritual o de sabiduría innata?

Lo primero es activar la intención de hacerlo y solamente existen dos posibles intenciones, la de aprender, crecer y abrir el corazón pidiendo ayuda al plano espiritual ó la de mantenerse cerrad@s, protegerse y evitar la propia responsabilidad dejando que la mente racional trate de controlar el resultado de las cosas.

Existen muchas formas de elevar nuestra frecuencia una vez nos abrimos a la intención, aquí comparto algunas que a mí me sirven:

*Activar tu lado creativo, tu imaginación es un regalo del espíritu y una fuente espiritual de inspiración.

*Mantener tu cuerpo limpio, recuerda que somos energía y la frecuencia corporal depende de cómo lo trates y qué consumas.

*Meditar, cantar, bailar y pasar tiempo en la naturaleza

*Utilizar olores y encender velas que ayuden a limpiar los espacios donde vives y trabajas.

*La práctica diaria de Inner Bonding es una manera poderosa de elevar tu frecuencia y conectar con tu fuente de sabiduría.

Mornin' glory

¿Sabías que la forma en que despiertas y comienzas el día puede ser determinante para mantener fresca tu creatividad? En un estudio reciente publicado en el diario Thinking and Reasoning, las investigadoras Mareike Wieth y Rose Zacks encontraron que es más probable que las buenas ideas nos lleguen recién despiertos o en momentos donde estamos con la guardia baja. 

Tal vez, si revisas la dinámica de tus mañanas, antes de ir a trabajar, te des cuenta que tu cuerpo va por un lado y tu cabeza por otro, haciendo scroll en tu pantalla del móvil con la mente dispersa mientras sorbes un café y con prisas.

¿Te has planteado revisar alguna vez si vives en piloto automático?

En mi caso me ayuda mucho mantenerme sincronizada cuando comienzo el día con estas sencillas pautas. Todas las mañanas antes de trabajar con clientes, salgo a caminar, aprovecho este breve momento para conectar con el cuerpo y la respiración. En contacto con mis pies contengo la rumiación del pensamiento y durante este valioso tiempo de conexión reseteo la intención para la jornada.

Si localizo algún malestar mental o emocional, tomo nota para el posterior diálogo con mi niña y mi parte adulta.

Me ayuda también mucho a mi bienestar el trabajo corporal y emocional; posponer y pausar el uso del móvil y dispositivos, así como ser muy consciente con mi tiempo y foco mental tratando de no malgastar mi energía y así cultivar mi serenidad, ligereza y energía diaria.

En mi experiencia si mantienes una rutina consistente de comenzar y finalizar el día con pautas sagradas, las jornadas serán más creativas porque la mente estará más receptiva.

¿Crees que sería amoroso para tí revisar estos espacios para mejorar tu potencial creativo?

La creatividad alimenta el alma y está en nuestra esencia; y cuando no está despierta seguramente te sentirás apagado, insensible y desmotivado.

Verás que no hay nada más saludable que vivir conectados.

¡Despierta!

Feeling good

Seguro que conoces a alguien que transmita bienestar o magnetismo personal. Es más que probable que realice un trabajo con lo propio o practique alguna pauta mental de manera consistente. Las personas contentas hacen elecciones específicas en relación a sus pensamientos y su conducta. Eligen de manera consciente pensar y comportarse de forma amorosa. No estoy hablando de “buenismo” ni de personas sonrientes sino de elecciones conscientes.

Comparto cinco actitudes que si practicas de manera rigurosa traerán muchos cambios positivos a tu vida:

1. Optimismo

Los optimistas eligen una visión positiva, son conscientes de que su manera de pensar y traducir las situaciones es una elección. El viejo ejemplo del vaso medio lleno o medio vacío es muy real. Las gafas de ver la realidad pueden ser de colores brillantes o en blanco y negro. En vez de permitir a su ego herido estar al cargo con todo su pesimismo y sus juicios, las personas optimistas deciden desde su adulto amoroso y se abren a las maravillosas posibilidades que la vida tiene para ofrecerles. Porque conocen que sus pensamientos son el principio de un proceso creativo que les lleva a manifestarse.

2. Amabilidad

Las personas dichosas eligen ser amables y compasivas tanto con los demás como consigo mismas. Es un valioso regalo cuando aprendemos que la forma en que nos tratamos y cómo tratamos a los demás determina, en gran medida, cómo nos sentimos. La amabilidad está relacionada con el autocuido y trae bendiciones infinitas. Es una forma de ser con el todo.

3. Perdón

Cuando nos damos cuenta que la conducta del otro no tiene nada que ver con los propio, se abre un espacio muy rico donde no cabe el resentimiento sino la compasión. No tomar como algo personal la conducta mezquina o dañina de los demás nos conecta con el potente efecto de la compasión y el perdón. Las personas felices no guardan rencor a los demás, incluso a aquellos que han sido mezquinos o les han herido. Cuando desaparace el juicio y dejamos de darle poder a los demás sobre cómo nos sentimos, se abre una nueva mirada, más desapegada y humanizada.

4. Aceptación

Las personas serenas son conscientes de qué es lo que pueden y lo que no pueden controlar. Darse cuenta de que existen circunstancias o personas que no cambian implica la decisión de soltar el control. Enfocarse en lo único sobre lo que tenemos autoridad personal: los propios pensamientos y las propias acciones. Aceptar lo que se puede y no se puede controlar evita mucha frustración y conduce a la paz interior.

5. Gratitud 

Una de las cualidades más significativas de las personas felices es la gratitud. Practicar la apreciación por las pequeñas cosas, por la propia vida y por todo aquello que aporta valor a la propia existencia. No es una cuestión de dinero ni de bienes materiales sino de poner en valor la belleza existente, la comida diaria, el agua para ducharte, un gesto amable, las capacidades sensoriales del cuerpo. Seguro que encuentras poderosas razones por las que agradecer en tu día a día. Comienza con tu propia lista de gratitud, tómatelo en serio y practica, como una religión.

Sentirse bien en la propia piel y con la vida es una actitud, un trabajo mental consciente y de apertura del corazón

¡Feliz 2025! 

A-Z

Abandonar al niño interior es negar, soterrar o evitar sentir las emociones desatendiendo al cuerpo y sus señales.

A través del metodo de la Conexión Interior®️aprendemos a reconocer de la A a la Z nuestras emociones esenciales identificándolas en las regiones del cuerpo y trabajando con ellas desde la propia capacidad de gestionarlas con amor y verdad.

Aprendemos a vivenciar las emociones autenticas y profundas alojadas en el core (alegria, ternura, dolor, compasión, impotencia, pena) observando la diferencia con las mas superficiales que son consecuencia de las falsas creencias programadas (vergüenza, rabia, miedo, soledad, ansiedad) del ego.

Cuando observamos y experienciamos (el cuerpo nunca miente) que la ansiedad que nos abruma o la verguenza que nos limita son consecuencia de nuestros juicios de valor programados e inconscientes, esta toma de conciencia nos regala un gran alivio.

Ahondar en el territorio emocional nos regala una brújula infalible para el autoconocimiento, la mejora y el poder personal.

Elegir amarnos es asimilar la responsabilidad por las propias emociones y estar dispuestos a atravesar el dolor inherente a la propia vida, así como a construir nuestra dicha, gozo y alegría también .

Quietud

La quietud es uno de los pilares del trabajo terapeútico en sesiones. No me refiero a estar quietos sino a un estado del ser.  A una cualidad innata dentro de cada uno.

Cuando entrenamos la quietud comenzamos con la activación de esa misma intención. El anhelo de conectar con esa cualidad. Es un lugar interno que entrenamos, y que vamos afinando con cada nueva sesión o práctica. Encontraremos obstáculos si nos acercamos desde el mapa de la mente, posiblemente por la dispersión de los pensamientos o algunas expectativas.

La conciencia de observar el cuerpo, activar los cinco sentidos, la sensibilidad receptiva, la atención a las sensaciones o la propia respiración serán algunos de los apoyos fundamentales para alcanzar estados sostenidos de quietud.

Muchas personas se pierden a sí mismas mientras viven, olvidan aquietarse y se desconocen por completo, transitan inconscientes, ignorantes de su potencial brillo y autenticidad. 

Es maravilloso darnos cuenta de la propia quietud, es una buena sensación porque conectamos con un fluido de energía viva y amorosa.

La quietud es vital para el mundo del alma, es un buen aliado para tejer las heridas, para conectar con el gozo innato y la creatividad.

Baby steps

Muchas veces lo que nos impide escuchar y acoger nuestras emociones es su intensidad. Nos agobiamos o las tememos y desaprovechamos toda la información que aguardan para nosotros.

Seguramente cuando fuimos niñ@s aprendimos a evitar el dolor, quizá porque aprendimos a creer que podíamos morir o que nos iba a hacer más daño. Y es cierto que nuestros cuerpos pequeños no podían manejar una energía tan fuerte, por tanto seguramente aprendimos a negarlo. Es por esto que, aún hoy en el presente, de adultos, nos sigue dando mucho miedo sentir o mostrarnos vulnerables.

La buena noticia es que nuestro cuerpo maduro puede alojar y sostener hasta los torrentes emocionales más intensos y si estamos dispuest@s a recibirlos son un valioso tesoro al servicio del autoconocimiento.

Comparto algunos pasos que podrían ayudarte a rebajar la carga emocional de tus sentimientos:

1. El simple hecho de querer y estar dispuestos a recibirlas es el primer movimiento, activar la intención de asumir la propia capacidad de respuesta (responsabilidad).

2. En el momento de malestar, tensión o incomodidad, sentarse con los pies bien apoyados en el suelo. A continuación, tomar tres respiraciones profundas imaginando que inhalas y exhalas luz, observa internamente cómo recorres tu cuerpo desde los pies hasta la coronilla. Podrías ampliar esta visión corporal en conexión con el centro de la Tierra, el Sol o el Universo.

Una vez hecho ésto, conviene seguir tomando conciencia de la respiración procurando meter el aire hasta el abdomen, y en adelante, golpear suavemente con las yemas de los dedos durante unos 20 segundos el área del esternón.

3. En este penúltimo paso es clave reconocer que se está sintiendo algo, que hay una emoción tratando de expresar algo, no negarla ni evadirla ya que cuando lo hacemos la carga emocional del sentimiento se vuelve más incómoda e intensa. El miedo, la rabia o la impotencia por ejemplo podrían reconocerse, y nombrarlas. Incluso si no se identificara, puedo verbalizar en voz alta: “me siento mal, puede que sea miedo y esto es lo que ahora atravieso” sino con pensarlo y reconocerlo será suficiente para mitigar la intensidad.

Si la carga emocional es demasiado fuerte no hagas esto y quizá convenga buscar el acompañamiento de un profesional o alguna persona muy amorosa que no te juzgue, y a la que le tengas mucha confianza para que te escuche y esté presente sin más.

4. Validar al sentimiento con aceptación y amor incondicional. La compasión es lo contrario al juicio, cuanta más empatía sentimos hacia el dolor, mayor será la confianza y la calma que vendrán después.

Reconocer, validar y aceptar este proceso emocional son la clave para mostrar autocompasión. Aquí puedes abrazar y contener una almohada o un peluche para representar a tu niño interior.

Observo a diario en consulta que estos pasos ayudan mucho a practicar el método de la conexión interior (Inner Bonding®) con el que aprendemos a identificar las emociones en el cuerpo, así como su óptima gestión para ganar claridad, tomar decisiones, sentirnos en calma y ayudar al sistema nervioso a regularse.

War

Cuántas veces nos enquistamos en las relaciones, con la pareja, con los hijos adolescentes, nuestro jefe o algún amigo.

Existen dos únicas vías de emprender estos atascos relacionales, la del camino abierto o del aprendizaje mutuo; ó el más arduo y lamentablemente el más común, que es la vía del control o la resistencia mutua. Evidentemente dos o más personas pueden siempre solucionar sus diferencias por el camino de la apertura y el buen talante, para esto el respeto y una actitud abierta son claves.

Cuando una o dos personas involucradas en el conflicto operan desde su yo dañado es imposible una resolución y un avance. Quizá primero sea interesante reconocer cuáles son los pensamientos que conllevan a las conductas de un ego herido:

-Sé que tengo razón, y solo quiero ganar.

-Sean o nó razonables mis argumentos, lo que más me importa es salirme con la mía, más allá del sentido común.

-Necesito sentir que tengo el control para sentirme segur@.

-Solo quiero evitar el conflicto incluso si eso significa abandonar mi verdad.

-Solo necesito asegurarme de que no estoy siendo controlad@ por tí.

Cualquiera de estas posiciones anteriores aportará con seguridad más rabia y frustración, además de no resolver el asunto y/o la relación.

En mi experiencia, y por el contrario, si nos posicionamos en un lugar adulto, asertivo y confiado podemos aportar valor y aprendizaje a dicho conflicto. Algunos ejemplos del adulto abierto en un rifirrafe serían:

-Decidir ser amoroso con uno mismo y con los demás es más importante que tener razón o ganar.

-Buscar una resolución que funcione bien para ambos sin que ninguno tenga que rendirse.

-Observar el conflicto como una oportunidad para aprender algo, y estar dispuest@ a arriesgarse a permanecer en él a través de las dificultades que implique.

-Determinar que aprender las lecciones es más importante que tener la razón o ganar dicho conflicto.

-Estar dispuest@ a alejarse del conflicto sin resolver, o incluso alejarse de la relación, en lugar de perderse a uno mism@ ó la propia integridad personal.

Sabemos que la gran arena del crecimiento personal son los conflictos con los otros. Cuando alquien está molest@ o enfadad@ es común que a un nivel mas profundo tenga algún miedo, quizá funcione en este caso abrazarle o mirarle a los ojos, o preguntarle sobre su soledad en ese momento afirmando que no está sol@ ante la situación. Desde aquí la persona podría desbloquearse, relajarse o mostrarse más disponible para abrir un diálogo constructivo basado en el respeto mutuo.

Es cierto que, lo más común, sobretodo con compañeros de trabajo o personas no tan cercanas, es que la persona no se abra o no esté dispuest@ a salir de su afán de tener la razón o defenderse. En estos casos, lo más amoroso para el adulto es retirarse del conflicto y ocuparse de uno mismo, la actitud del aprendizaje siempre es una buena resolución así como responsabilizarse de la propia impotencia por el desencuentro.

A menudo también es muy valioso contar con un tercero que pueda resolver el conflicto: un facilitador o un terapeuta.